Estamos viendo con desconsuelo cómo se han ido agudizando prácticas que, poco a poco, se han ido instalando en el Mineduc. Un grupo de “concertación” lleno de privilegios, redes internas y peligrosos nexos externos se ha consolidado para mantenerse por 17 años manipulando los hilos del Mineduc, situación exacerbada desde el gobierno pasado. No importan los Ministros o Subsecretarios que vengan, son sólo parte de la marquesina estética de las caras de la concertación en el sector educación, pues siguen gobernando los grupos de poder enquistados en lo profundo de sus estructuras. Las sillas musicales de las que habla la derecha, aquí se viven hacia adentro. Desde distintos cargos, dotados de exuberantes presupuestos, estructuras y sobre dotaciones de personal, ingresadas bajo los parámetro de la arbitrariedad, han manejado los hilos de las decisiones que van desde la influencia en las políticas públicas promulgadas por la concertación –muchas de las cuales han demostrado ser erróneas- hasta las decisiones aparentemente inapreciables tales como los nombramientos de los equipos de gestión de confianza.
Este ministerio afloja en conducción. El abrupto y reciente cambio de jefes provinciales de confianza de la R.M., ha dado muestras de estas acciones que han acarreado grave deterioro y mayor confusión entre los grupos políticos organizados de la concertación, al interior del Mineduc. Una decisión fraguada entre gallos y media noche, desafectó a siete Jefes Provinciales de Educación, para instalar, en la mayoría de los casos, a siervos de estos poderes sin experiencia profesional ni política. Reincorporó sólo 4 de ellos, curiosamente los tres demócrata cristianos por “faltas de competencia” han quedado de manos cruzadas. Imprudente decisión, pues si sólo eran tres los incompetentes ¿para qué se les pidió la renuncia a los siete?
Se evidencia clara conducción, lo hace esta “concentración” de intereses y ansias de poder. Un poder sin rostro, de difícil identificación, pero constituido en una eficiente red de comunicaciones y protección de intereses de sospechoso alcances y peligrosos resultados tales como la revolución pingüina. Lo constituyen personajes sin carisma ni credibilidad – si la tuviesen serían candidatos en algún lugar, total… apoyo político les sobra, para realizarlo- que se ocultan tras un lenguaje tecnocrático ya deslucido.
Qué ocultos intereses debe proteger esta camarilla trasversal que ve con pavor la sola posibilidad de entrega del poder a otros personajes de la concertación. ¿Se teme acaso la develación de oscuros e inexplicables manejos administrativos y financieros tal cual como hemos visto desfilar por la prensa este último tiempo?
Tendremos que esperar acaso hasta que un nuevo escándalo mediático haga actuar a nuestras autoridades de Estado, tomando decisiones de fondo, o tendremos que esperar que sea la ciudadanía la que dé término a este tipo de oscuras alianzas en las urnas electorales.
Hemos sido testigos de la arbitrariedad de sus acciones, de la irregularidad de algunos actos administrativos, de la complicidad con que se han amparado conductas reprochables. También hemos advertido a la “autoridad” sumisa frente a ellas, a veces “atada de manos” frente a la red de protección que los ampara. Ellos han sabido administrar las relaciones con los medios de comunicación de manera sospechosa. Presentan como exitosas iniciativas de efectividad cuestionable, con el propósito de fundamentar la arremetida del sector privado en funciones que han sido del Estado, tal como ha sucedido con la asistencia técnica a escuelas focalizadas, emitiendo juicios descalificatorios a los profesionales del ministerio, sin hacerse cargo de sus responsabilidades como conductores de dichos equipos por estos largos años.
Sabemos de la amplitud de sus redes, de su incapacidad de hacerse responsables de los fracasos en los resultados, no obstante ocupar cargos de responsabilidad en los diferentes gobiernos de la concertación. Le resbalan las críticas a la efectividad de las políticas implementadas, coquetean con la derecha con propuestas que disminuyen las atribuciones y funciones del Ministerio, accediendo a sus medios de publicidad.
Estamos en una calle sin salida. Hoy hemos empatado en años con la dictadura. Los tiempos para medir resultados en educación ya han llegado, sin embargo no han sido auspiciosos. Son los mismos estudiantes que nos lo recordaron. Hoy están a cargo de la solución de los problemas los mismos que condujeron los procesos que generaron las complicaciones. Esta calle sin salida nos debe obligar a reflexionar, pues no hay responsables ya que este poder no tiene rostro.
DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN METROPOLITANO
Santiago, Marzo de 2007
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